Relatos de un torero: "En la mayor de las intimidades"


Nos remontamos unos meses atrás. Para ser más exactos, nos remontamos al 2 de Agosto de 2019 y nos marchamos al norte de España, Más adelante desvelaremos donde..
Es viernes. El sol está en todo lo alto, hay una agradable temperatura y se respira el ambiente de fiesta en la localidad guipuzcuana de Azpeitia.
Es el último día de feria y uno de los nuestros torea, acartelado junto a Curro Díaz y Ginés Marín. Se lidian astados de Don Salvador Gavira.

Son las 16:00 horas de la tarde. Quedan apenas dos horas y media para que se trence el paseíllo en las arenas oscuras de la "Zezen Plaza" -Plaza de Toros- de Azpeitia.
Con tiempo y más pronto que tarde, decido encomendarme hacia Loyola. Lugar donde se encuentra el Monasterio de Loyola y que se encuentra a unos dos kilómetros del centro de Azpeitia.

Decido hacer el camino a pie y disfrutar del ambiente, del paisaje y del frescor que se choca frente a mi rostro. Mi camino cada vez se va llenando de verde, me estoy acercando a Loyola. Lo percibo.
Me encuentro en la plaza y me dirijo al Hotel Arrupe.
Un bonito hotel y con unas vistas espectaculares, me dispongo a entrar en el. Allí me encuentro con diversos compañeros de Movistar Toros con los que trenzo algunas palabras.

La hora cada vez se acerca. El reloj apunta las 16:45 horas y me encomiendo a subir a las habitaciones del hotel. Decido hacerlo a pie. Ya he llegado a la planta dos.
Unos pasos más adelante y nos encontramos con nuestro protagonista. "Toc, toc" - decido llamar a la puerta de la habitación 215. Es momento de contarles quien se esconde tras la puerta.





Allí nos recibe amablemente el toledano Ángel Téllez. El moracho nos invita a pasar y poder presenciar junto a él, uno de los momentos de mayor liturgia y mayor respeto, antes de partir hacia a la plaza de toros.



El reloj y su aguja pasan de las 17:00 horas de la tarde. Es el momento. Téllez decide comenzar a vestirse, con lo que llevaba soñando desde pequeño, ser figura del toreo.


A continuación y desde el mayor de los respetos os invitamos a que nos acompañéis a su habitación a través de vuestras pantallas...




A pesar de ello, Ángel se muestra tranquilo y sonriente -mientras suena la música de fondo-. 
Leyendo esto, nadie piensa que se va a jugar la vida, horas después en el ruedo.
Porque recordemos qué...
El mundo del toro no es un juego, es una realidad.


Todos los detalles están a punto, eso nos indica que todo está listo y que la suerte esta echada. Nos marchamos del hotel hacía la plaza.
No sin dejaros unas fotos de la última puesta a punto del toledano. 




Antes de marcharnos; es momento de detenerse. Al menos por unos momentos. Quizás uno de esos momentos especiales. Y más íntimos si cabe. Es el momento de pedir. Por los que están y por los que ya no están. Que el señor, nos proteja desde arriba.







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