Tarde de vuelos altos y torería en Arenas de San Pedro
Con gran expectación en los tendidos y con una entrega de casi no hay billetes tuvo lugar, uno de los carteles de la temporada. Poniendo casi el colofón final de la temporada 2021 con un cartel de ensueño y torería formado por Morante de la Puebla, Diego Urdiales y Emilio de Justo.
Antes de dar comienzo la corrida, pasadas las 17:00 horas de la tarde, se hizo un acto de entrega al maestro Morante de la Puebla por terminar el escalafón de la temporada en primer lugar. Abrió el de La Puebla del Río ante el primer noblón de Torrestrella, que fue noble en la muleta del cigarrero. Morante en modo novillero y dando un recital más en lo que va de temporada ante un animal al que tuvo a merced suya y prácticamente le hizo lo que quiso, en el momento que el creo oportuno. Con torería y sabor fue el inicio y nos quedó un final para el recuerdo con un natural eterno que se inventó. Levantando a la gente de los tendidos. Lo rubricó con una gran estocada que le hizo desorejar al primero de la tarde.
En el cuarto de la tarde -segundo de su lote- llegó el alboroto y el desconcierto a los tendidos. El cuarto fue devuelto ya que acusaba cojera en una de sus manos. Saliendo en su lugar el sobrero de San Pelayo y siendo "devuelto" al instante por el presidente que se tomó la justicia por su mano. La cara de Morante era un poema. No sabíamos que estaría pasando por la cabeza de José Antonio pero estaba desconcertado totalmente por lo sucedido. De hecho, el toro cogió el camino de toriles pero tras varias intentonas para devolver al animal, se llegó al acuerdo de picarle y proceder a su muerte saliendo el segundo sobrero para Morante. Hasta ahí, todo correcto. De hecho el propio Morante ya estaba con la espada para entrar a matar pero un "chas" tuvo que surgir en su cabeza. Pidiendo de nuevo la ayuda y poniéndose a realizar faena, quedándose atotinos todo el respetable. Un arrebato de torería y de ser Morante en Morante que puso en un segundo a todo el mundo de acuerdo. Morante lo volvió a hacer, por lo civil o por lo criminal, pero lo acabó haciendo. Se inventó una faena de la nada y toreo muy muy despacio al natural. Poniendo patas arriba los tendidos. Formando un lío gordo. Hasta el punto que quiso llegar a entrar a matar recibiendo al animal, no siendo a la primera; pero si siendo a la segunda. Cortando una nueva oreja y negándole el palco la segunda.
Diego Urdiales pasaportó sin penas y glorias al segundo de Torrestrella. Un animal vacío y sin fondo, donde Urdiales estuvo muy por encima de el. Le sacó todo lo posible y le exprimió hasta el final. Algunos pasajes bellos de torería añeja bajándole la mano con la muleta. Cortó una oreja por su intención y su perseverancia con el animal.
Al quinto de la tarde -de San Pelayo- Urdiales tardó y mucho en entenderle bien. Pero una vez que le entendió, surgió el toreo caro y de quilates. Un toreo al natural y al reletin haciendo el deleite sobre su muleta. Cogiendo la faena vuelos mayores y yendo de menos a más. Y el de San Pelayo siguió haciendo bien las cosas en los trastos de Urdiales. Hubo tres o cuatro naturales donde se paró el tienpo. Se tiro a matar de verdad y cortó dos orejas más que merecidas.
Emilio de Justo quería y es ya, figura del toreo. Quizás lo de figura se queda corto y podríamos estar hablando de figurón del toreo. Un apoteósico Emilio de Justo ante el buen ejemplar de Torrestrella -tercero de la tarde- donde volvió a hacer el toreo caro. Excepcional con la capa donde se gustó en el recibo capotero y en un quite por chicuelinas y sublime con la muleta donde brilló al natural. Naturales largos y profundos, pases de pecho con poderío y redondos para adornar la faena. Se tiro a matar como se matan los toros y cortó dos orejas, con una fuerte petición de rabo.
En el sexto y último de la tarde, brindó a su cuadrilla. Brindo ese último toro donde quizás sea el último o al menos de los últimos de esta temporada en España. El sexto no tuvo apenas nada dentro pero De Justo hizo todo lo que pudo con el. Lo mejor llegó al final de la faena donde le recitó los naturales a pies juntos de uno en uno. Se atascó con los aceros; tanto con la espada como con el descabello y todo quedó en una fuerte ovación.
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